Si dijera que se murió el gordo Bawden pensaríamos que se trata de otra de sus historias con un final que incluye zombies apocalípticos en el barrio de Alberdi. Pero no, se fue un escritor de corazón, puño y letra. Un fumador modelo siglo veinte.
Guillermo era un autor que respetaba, especialmente cuando lo leía. Además de su inexplicable juventud para dejarnos, resulta injusto perder un escritor tan ilustrado como irreverente, tan sufrido como transeúnte.
Bawden, una suerte de mito urbano con el pelo indomable, se despide de la ciudad parado en la vereda, esperando que le llegue un porrón.-
Guillermo era un autor que respetaba, especialmente cuando lo leía. Además de su inexplicable juventud para dejarnos, resulta injusto perder un escritor tan ilustrado como irreverente, tan sufrido como transeúnte.
Bawden, una suerte de mito urbano con el pelo indomable, se despide de la ciudad parado en la vereda, esperando que le llegue un porrón.-
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