Carnavales en Córdoba Ciudad: Una celebración cultural que impulsa el turismo

(Publicado por La Voz del Interior el  31/01/23) /  Escucha esta nota en un podcast aquí:   

La Ciudad de Córdoba se apresta a vivir uno de los grandes momentos turísticos del año porque llega el súper fin de semana del carnaval, y recibiremos una significativa cantidad de visitantes. Existe una diversidad de razones para entender los motivos de un flujo tan importante de personas, destacándose la complementariedad entre quienes descansan durante febrero y aquellos que vuelven a salir. Inclusive, debemos contemplar a quienes lo harán más adelante. Esta convergencia de vacaciones y escapadas explican la cantidad de visitantes, pero las razones para que nos elijan son otras: los carnavales comprometen pasión y emoción. Y acá, en Córdoba Ciudad, tenemos mucho de eso. Comparsas barriales, festejos masivos, humor y cuarteto, conforman una danza de aspiraciones pecaminosas nutrida por unas ricas comidas y, porqué no un fernet con coca, que lejos de los pecados es toda una bendición. 

Con mucha más seriedad, en las universidades, se están abordando las razones emocionales de las elecciones turísticas. Pero no caben dudas que el patrimonio es un capítulo clave, en especial aquel que tiene carga inmaterial. Los recursos que tengan una historia para contar, especialmente con sensibilidades de por medio, serán elegidos en un período que pareciera marcado por los excesos del corazón. 


Córdoba tiene un caudal de historias que le aportan carácter carnavalesco a nuestra oferta como destino turístico. La genuina alegría de barrios y murgas constituyen un arte popular que, por primera vez en esta temporada, se verá acompañado por una política turística municipal: El Intendente Llaryora convocó un panel que seleccionó propuestas destacadas en materia de visitas guiadas, espectáculos y comidas, para complementar la temporada de verano y especialmente este tiempo de celebraciones.


El carnaval y sus normas

La sensualidad urbana que va desde Venecia hasta Río, pasando por Oruro o Gualeguaychú, y todos sus bailarines, son la traducción visceral de unos días marcados por la libertad cultural y la perspectiva turística. Ambas instancias han merecido un reconocimiento -que en otras épocas fue prohibiciones-. La Ciudad de Buenos Aires fue pionera en celebrarles (desde 2004) mientras que en 2010 -con la Ley de Ordenamiento de feriados- la Nación pasó a incluirlos.

En nuestra Ciudad incorporamos el enfoque cultural con la ordenanza 12.500 de 2016, que consolidó el “Programa de fortalecimiento de los carnavales comunitarios” aportando -además de alegría- un genuino caudal de propuestas para que vecinos -siempre los primeros turistas-, y huéspedes, tengamos celebraciones plurales. Esta norma fortaleció la labor de las organizaciones de base y la comprometida gestión de Diego Pigini para que los cordobeses hagamos latir más fuerte nuestra diversidad y nos embriagamos de visitantes.


Córdoba tiene historias apasionantes

Somos protagonistas y elegidos como destino por nuestra calidez y calidad en materia de alojamiento y gastronomía. Pero también por nuestra pasión carnavalera. 

Acá, en la no siempre tan docta, el baile es un derecho. No olvidemos que con el intento de quitarnos la fiesta del carnaval, surgió el ánimo libertario de la “República de San Vicente" que tanto orgullo nos da (aunque vivamos en Alberdi o Empalme). Ricardo Belisie, intendente de facto en 1931, pasó a la historia por intentar prohibir las celebraciones sanvicentinas con apagones de luz y represión. Obtuvo como respuesta una pueblada que reclamaba la independencia para la República de San Vicente y, naturalmente, una celebración como Dios manda.

Muchos años después, la espuma loca y las lentejuelas, los indios y demonios impulsan oportunidades de empleo en hoteles, gastronomía o espectáculos pero, diganme ¿quién no va a querer visitar una ciudad que está dispuesta a la guerra civil para defender sus ideales culturales?-



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