Francesco Salamone. El arquitecto que acercaba las ciudades al cielo

Primera parte

(Publicado por el matutino Hoy Día Córdoba el Miércoles 19 de Enero de 2021) 


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El hombre baja del vehículo agobiado por el calor. Se seca la frente y camina al rayo del sol rumbo al edificio municipal donde le espera el intendente de Balcarce. Es el verano de 1936 y la siesta, tremendamente calurosa, es espiada -al igual que el forastero-, desde las persianas.

La calle tiene el sabor a polvo húmedo que dejó el camión de riego.

El visitante mira a ambos lados de la calle antes de cruzar. Le han advertido que Juan Manuel Fangio -mecánico destacado de la ciudad- maneja un taxi Ford A como vehículo de carreras. Da un primer paso y se ajusta sus gafas oscuras que sólo usan los actores de Hollywood y él.

Es que Francesco Salamone, nacido italiano y naturalizado argentino, con diplomas de arquitecto e ingeniero por la Universidad Nacional de Córdoba, está por reiniciar su carrera. No será la primera vez que lo hace. 

Ha dejado atrás sus primeras acometidas de obra pública en Villa María, así como una fugaz carrera política en la UCR cordobesa, para proyectarse como uno de los grandes constructores del país.

Con ánimo audaz y megalómano, antes de dar esos primeros pasos traba ambos puños en la cintura, alarga la vista y contempla la plaza frente al municipio: será una de sus primeras obras en territorio bonaerense, y un poderoso gesto urbano. Se dedicará a los íconos arquitectónicos, generará progreso, admiración y perplejidad con palacios municipales, mataderos y cementerios que acercarán pequeñas ciudades de la pampa gringa al cielo. La modernidad llegará de la mano del estado. Él no lo sabe entonces, pero así como verá inaugurada la Plaza Libertad de la pequeña Balcarce, la verá demolida. 

El lector ya tiene el título, aunque debe saber que la segunda entrega se denominará “El hijo del diablo”.


Estado e infamia

La década del 30 había empezado con la caída de Hipólito Irigoyen. Desde entonces el sinuoso proceso político del país, al igual que la región, buscaría fortalecer el rol del estado con la calidad democrática como costo. Se caracterizaría por referentes con mayor o menor simpatía por los modelos fascistas. El doctor Manuel Fresco, gobernador de Buenos Aires desde 1936, estaba entre los primeros. Asumió con un agresivo plan de obra pública que incluyó los trabajos de Alejandro Bustillo en Mar del Plata, y muchos otros grandes constructores.

Ninguno estuvo cerca de la descabellada producción de nuestro arquitecto. Salamone realizó en 36 meses 73 obras de uso social en 33 localidades de 15 partidos. Y también su equipamiento. Entre estas se destacan 26 sedes municipales, 16 mataderos, 6 Cementerios, 2 Parques Públicos y 2 Escuelas. Todo en poco más de tres años, según el puntilloso estudio realizado por el LEMIT.


En una diversidad de propuestas arquitectónicas, los proyectos de Francesco Salamone se caracterizan por un modernismo inusual. Los expertos reconocen en la inolvidable película Metrópolis de Fritz Lang, su fuente de inspiración. Como dato de color conviene señalar que ese film de ciencia ficción es tan inolvidable que integra la memoria del mundo de UNESCO. 

Los diseños, diseminados por el vasto territorio bonaerense, se reconocen por volúmenes contundentes y una gramática de las formas puesta en acción con un esquema de sujeto, hormigón y predicado. Como resultado el discurso de los edificios hablaba de futurismo para poblaciones olvidadas en el tiempo.


La modernidad construida

El intendente Hortensio Miguens cuenta con una basta trayectoria política: Fue diputado, comisionado y desde 1936, intendente de Balcarce. Siempre en nombre del partido conservador. Recibirá al recomendado emprendedor con una amplia sonrisa y un contrato para “...la construcción del matadero municipal, el portal del cementerio, delegaciones municipales en otras localidades, el taller para el mantenimiento de vehículos municipales (toda una novedad) y la plaza central.” Algunos de estos trabajos fueron reemplazados por la construcción de la Escuela Normal cuyo vitraux principal, aún hoy, ilumina con gracia el ingreso de cada alumno. Esta instancia sucede cuando el sol se ciñe obedientemente al diseño del arquitecto.

El impulso de la obra pública, nunca antes visto, se financia con la ley de Bonos de Obras Públicas Municipales de 1928, y gracias a ello muchos pueblos recibirán infraestructuras largamente esperadas. 

Salamone no duda ni un instante. Presuroso, accede a la primera obra que deberá contrastar con su mal paso por Córdoba donde -en 1935- había sido expulsado de la Sociedad Central de Arquitectos debido a fallas en trabajos públicos.

Antes de partir rumbo a otra comuna donde también sería recibido por un jefe comunal, dedica un tiempo extenso y de calidad a realizar una observación del contexto. Boceta en acuarela una suerte de croquis con dos, tres y hasta cuatro posibles proyectos aplicados.


Su apuesta más atrevida (sin perder de vista que todas sus propuestas son tan geniales como demenciales) es que la plaza cuente con 4 sectores orientados cardinalmente y, además de una confitería, se erija un taller de arte. Esta inquietud se repetiría en diversas ocasiones como salas de exposiciones municipales. En el centro se alzará un alto monolito coronado por una escultura antropomorfa (uno de los primeros monumentos de la ciudad, fechado en 1889) con elementos propios de la República. 

La malicia popular le denominaría “el pastel de bodas” por su forma de torta con merengue blanco, o por la incomprensión habitual frente a lo novedoso.

Lejos de las calles centrales, el matadero municipal propondrá una eficacia e higiene novedosas para un país agroproductor. La exportación de carne debía adecuarse a los tiempos y los mataderos ocupaban un papel crucial en una época sin frigoríficos.

Todas las obras se inauguraron entre el 6 de septiembre y el 6 de diciembre de 1937 y Balcarce, será una de las primeras ciudades del nuevo legado salamónico.

Desde ese año se consolidaría el dicho popular “Cuando Fresco pone un ladrillo, siempre lo llama a Bustillo. Y cuando Fresco lo dispone lo construye Salamone”. El resultado puede verse aún hoy: Una arquitectura descentrada del ojo capitalino, emplazada en un horizonte lánguido de pasturas simplemente adornado por el tendido eléctrico, pero maldita.-


Continúa el miércoles 26 de enero. 

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