Pescaditos de colores


Vengo de ver Aquaman. 
Me pareció merecedora de integrar el podio de las peores en su tipo. Una sostenida catarata de lugares comunes y clichés que agota a la más ilusionada de sus espectadoras y espectadores preadolescentes en la primera media hora.
Historias familiares con hermanos enfrentados, algo que en la Antigua Grecia ya era remanido, con el brother malo usando mascaras tipo reptiles… un recurso que en el teatro romano era un quemo (¿porqué será que los lagartos tienen mala prensa?), personajes que aparecen intermitentemente vestidos de gala, con peluquería y trajes de fiesta en el medio de batallas épicas, tormentas, y mares embravecidos, o una constante estética de clip edulcorado más propio de un rapero en la siesta para MTV transformaron una posibilidad en una mala experiencia cinematográfica.
Una insólita mezcla de La Guerra de las Galaxias con elementos de Rocky y esos films dinásticos de caballeros -bien del Rey Arturo (el nombre no es casual)- adornados con recorridas turísticas y unas forzadísimas enseñanzas históricas que van desde Pinocho hasta la fundación de Roma hacen de esta película una pieza que le sobra exactamente una hora, tiempo llenado con miradas recias y cruzadas y el cuerpo del protagonista exhibiendo abdominales asistidas por computadora hasta el hartazgo. 
Con una sobreabundancia de atardeceres que supera por docenas a cualquier película de Ben Stiller rodada en Hawaii, la falta de originalidad es el recurso más usado y se materializa con toda la furia en la escena postcréditos donde todos los miedos se hacen realidad: podríamos ser sometidos a una segunda parte. 
Incapaz de arrancarnos una sonrisa, el humor hipotéticamente incorrecto de antihéroe demuestra porqué las Deadpool son geniales en ese capítulo que reinventa un estilo, mientras que esta peli garantiza la decadencia y decrepitud de DC que intentó una versión espumante de Thor y le salió un trago aguado. Dafoe -con una voz tan ridícula que parece una parodia de youtube- te sugiero exigir que te borren de futuras proyecciones e intentá salvarte sólo. Por el lado de Kidman, podemos reconocerle el mérito de -por primera vez- poder justificar sus habituales ojos rojos debido a mirar bajo del agua. 
Como padre de dos niños tengo un entrenamiento cinturón negro en este tipo de cintas además de reconocer que en muchas ocasiones he sido yo el impulsor de una ida al cine a ver superhéroes. Muchas veces de la mano de una iniciativa del gran Java Pez. 
Me animo a decir con sorpresa que esta película no deja nada, que insiste en un papel estandarizado y propio de la década de los ochentas para las mujeres (sí: heroínas secundarias e hijas del rey vecino), y que por legítimo derecho podrá aspirar a un premio por mejor fisiculturismo o mejor traje dorado.


Comentarios