La generosidad del Toto

Se fue un Maestro con mayúsculas: El “Toto Schmucler””. Entérense, quienes no hayan tenido el gusto, que hablamos de un intelectual inmenso. Un buque insignia para las teorías de la comunicación y también la semiología. Transitó los años oscuros de Latinoamérica con dolores pero, además de debatir su tiempo, sus ideas formaron una nueva camada de pensadores como bien lo destaca Christian Ferrer en una nota reciente a Telam. Desde su vínculo con Barthes, pasando por su aporte a “Para leer al Pato Donald", hasta el germinal Seminario de Informática y Sociedad, su contribución al pensamiento futuro -hoy presente- ha sido fundamental.
También me gustaría destacar su calidez humana (que conocí gracias a la amistad mutua de Tamara), su cercanía, y su ánimo firme de seguir agitando la palangana cuando, por ejemplo, accedió a oficiar de curador de la modesta Feria del Libro de Córdoba que celebró 30 años de democracia, con el mismo entusiasmo que si se tratara de un noviazgo juvenil.
Mesa central de la Feria del Libro 2013, con la conducción del
 Toto, Beatriz Sarlo y Horacio Gonzalez.   

Con cierta dureza -tal vez selectividad- de oído como estrategia, tenía la mirada amplia y generosa de los grandes y, sin merecerlo, en varias ocasiones me sentí alcanzado por esa indulgente y afectuosa actitud.
Lo cuento para celebrarlo sin amargura, porque, como él mismo me dijera “Un gran amigo mío decía que las palabras hay que pronunciarlas para que no se avinagren en el estómago”.




Acá el video:
https://youtu.be/jnUDZoRBOGo

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