Sobre Mercado de Arte, a manera de balance

Una nueva edición de Mercado de Arte acaba de finalizar. Ha sido un verdadero suceso (iba a decir que fue “una bomba” pero, como es de público conocimiento, no es una metáfora adecuada). 

La feria tiene muchos elementos para celebrar, entre los que se destaca un enorme crecimiento del flujo de público, una sostenida tendencia a mayor actividad y sobre todo a más reflexión en torno a esta sección de la economía creativa que ofrece tantas oportunidades. A manera de síntesis, nos visitaron 50mil personas más del doble que el año pasado cuando recibimos a 22.600 asistentes. Supone casi 1600 personas por hora. 

En relación a las transacciones, adquisición de obras, pasamos de 4.2 millones de pesos en 2017 a unos $9M n esta edición, duplicando holgadamente la edición anterior. 

En el capítulo cuantitavo, debemos destacar que los protagonistas fueron los creadores locales que capitalizaron cerca del 70% de las compras.

Con estos datos y todo, me sigue pareciendo una un proyecto hermoso que tiene algunas particularidades cualitativas muy significativas, ciertamente por encima de las compras.

Es una feria que propone dimensiones humanas y nos interpela desde esa perspectiva: de tú a tú. 

Justamente hablando de públicos, la coincidencia de expertos, teóricos, colecciones y galeristas del arte contemporáneo con ciudadanos procedentes de cualquier barrio de la ciudad -que hicieron del #MAC2018 un programón para el fin de semana largo- es uno de sus gestos más contemporáneos.

La idea del curador de capitalizar los aportes de quienes le antecedieron nutriendo su tarea fue, también, una instancia de postproducción y madurez de enorme potencia.

Por cierto sus ejes de trabajo (género, territorio y condiciones de producción) vieron su correlato en la programación pero también -y llama la atención lo certera de la hipótesis curatorial- en los premios y distinciones posteriores que otorgaran distintos jurados. 

Podría dedicarle varios párrafos al equipo, a Nati -la directora- o a Elián -el curador- y todos esos párrafos serían muy merecidos. Pusieron lo mejor de sí y se notó. 

Además, voy a apostar por reconocer la labor de que quienes se han visto menos, como todos los integrantes del equipo ampliado: desde los coordinadores de sección hasta quien gestionó la prensa como apoyo de nuestro equipo (por ejemplo Fátima), el camarógrafo o los técnicos que, domingo a la noche de finde largo, estaban al frío, dando lo mejor de sí. Gracias Pancha, y a través tuyo a todos. 

También quiero decir que muchos trabajadores de la Secretaría, de forma silenciosa, sacrificaron horas de descanso, de familia, o de actividades propias, para que artistas y ciudadanos vivan esta fiesta del arte. En nombre de todos ellos, distingo a Siu Lisazo que camina el arte con su voz cascada y la fuerza de mil vikingos. Bravo!

Ahora, a tomar aire, que se viene la Feria del Libro y el Conocimiento...

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