Mirar, participar, desaparecer Formas de vivir el arte y los espectáculos para seguidores y seguidos

Sobre el tercer encuentro del ciclo Náufragos, en 220 Cultura Contemporánea 

Aparentemente Søren Kierkegaard era de los que consideraban que el camino se hace andando, al punto que una frase de su factoría sentencia "la vida no es un problema que tiene que ser resuelto, sino una realidad que debe ser experimentada”. A este asunto lo aclaró al detallar que vivimos hacia adelante, aunque sólo comprenderemos la vida mirando hacia atrás. 
Lo ilustremos con una de las grandes anécdotas del espectáculo: Giacomo Puccini, autor de La Bohéme, la inacabada de Turandot, además de Tosca y otras obras maestras, estrenó la primera versión de Madame Butterfly en La Scala el 17 de Febrero de 1904 y fue uno de los más grandes desastres de la historia de la ópera. El mismo autor lo describió como “un linchamiento público de proporciones dantescas”. 
Aunque pareciera imposible recuperarse de una paliza tan descomunal, el autor hizo una nueva versión tres meses más adelante, que la crítica y el público celebraron con fuerza al punto que, según destaca Juan Forn en La Tierra Elegida, el telón se levantó treinta dos veces para que los artistas saluden y se realicen siete bises. 
Aunque Puccini iba hacia adelante, si miramos los sucesos hacia atrás, podemos entender que el genio de la ópera tomó nota de los cambios en el público (la primer versión tenía actos muy largos y una narrativa caprichosa).
Pasado más de un siglo, quienes pensamos proyectos culturales y artísticos percibimos que los públicos han modificado sustancialmente sus prácticas y, en la última edición de Cosquín Rock las personas enarbolan sus celulares en los momentos más conmovedores del concierto reduciendo su experiencia en pos de exhibir en las redes sociales su presencia en ese acontecimiento. Más allá de los shows, visitar la exposición Rodin Centenario en el Bellas Artes es un ejercicio de acrobacia entre cientos de visitantes haciendo selfies con las obras como fondo. Es una imagen común en el Museo más importante del país, observar a una mujer sentada frente a una obra cumbre del arte de todos los tiempos, abstraída, pero en su servicio de mensajería. Es que, en su mundo de whatsapp e instagram, dejar de reportar es volverse invisible. Hemos de retratarnos hasta el hartazgo y producir cuidadas piezas de proyección virtual para -paradigmáticamente- existir y, con un poco de suerte, mendigar algunos emojis aplaudiendo. 
Blandiendo esos espejos que son los teléfonos celulares nos integramos voluntariamente a los sistemas de control social proyectando una belleza que probablemente se nos escape en la preocupación narcisista de capitalizar el momento para una supuesta audiencia, más esquiva de lo que querríamos. Así, la belleza que es la inteligibilidad de las cosas, pasa a ser secundaria y nuestra preocupación se centra en la transmisibilidad de las cosas.
Este fenómeno contemporáneo es tan marcado que una empresa ha desarrollado un dispositivo que impide el uso de celulares en los conciertos: se trata del yondr, ideado por Graham Dugoni con el objetivo de preservar la experiencia de los conciertos, para el usuario y para quienes le rodean. 
Visitar una feria de arte sólo con nuestros ojos, pedir un plato en un restorán que no irá a una comunidad de foodstagramers, o por el contrario pensar exposiciones que simplifiquen la tarea de quienes se retratarán in situ y para su grupo de amigos imitando la obra, o agregándole una dimensión cómica con su intervención, es repensar el rol de las audiencias  en este tiempo que corre. Es mirar hacia adelante, para que a Kierkegaard le resulte más sencillo el relato a posteriori. 
Es, tal vez, un ejercicio de la ética de los gestores y productores. No olvidemos que “la ética es la estética del comportamiento” y esta máxima también alcanza al público.- 

Aunque la idea de náufragos pareciera indicar una tragedia, desde el primer encuentro de este ciclo nos centramos en reflexionar sobre “la idea de náufragos que, descontamos, han braceado mucho, o como se dice en (antes decíamos la calle, pero ahora debe ser Whatsapp) han remado mucho”. Planteamos mesas redondas para buscar “maneras de llegar a tierra firme” y entendemos que, de esta forma, se conecta el presente con el futuro ya que los invitados se salvaron, llegaron. Vieron y entendieron que hay una costa, un lugar al cual dirigirse. Como Pucchini. 
Mientras que la primera mesa incluyó referentes cuya condición era la de “pioneros” (la actriz Camila Sosa Villada, el intelectual Nelson Specchia, Chueco Oliva empresario del espectáculo, Sebastián Gullo gastronómico y Germán Porta Diseñador industrial) en un segundo momento avanzamos con un encuentro llamado Narciso a través del black mirror y escuchamos a Dante Leguizamón, cronista; Fino Pizarro, fotoperiodista; Marcelo De Medeiros diseñador y emprendedor; Inés Barrionuevo, cineasta; Ale Orlando, actor y Pablo Leites, periodista.

Esta mesa redonda incluirá la presencia de Lucas Asmar Moreno, cronista; Camilo Nicolás, humorista; Andrea Ruiz, curadora; y Pía Arrigoni, empresa del espectáculo. 

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