Carnavales, ciudad y diversidad cultural

[Publicado por La Voz del Interior, en su edición del 14/2/15]

Esta semana se llevarán a cabo diversas celebraciones vinculadas con el carnaval. Algunas de ellas tendrán fanfarrias, estrellas de la farándula con tiesas capas de maquillaje y un enorme despliegue de luces de colores. Otras, las más, estarán adornadas con la pasión e iluminadas con la paciencia de vecinos que hilvanaron un sueño con una lentejuela, durante todo el año, para que sus hijos tengan el traje, el disfraz, más conmovedor del barrio.
Más allá de un feriado, con la valorable expectativa turística que genera y su consiguiente aporte a la economía, los carnavales suponen la presentación en sociedad de los ánimos más genuinos de cada comunidad en tanto ganas de bailar hechas realidad. Pero en la calle.
Los carnavales representan un gran oportunidad que tienen los vecinos de cada barrio para hacer uso de su espacio público, el que les pertenece. Los carnavales son la celebración de nuestra identidad y, ajustando la óptica a una visión urbana, los carnavales son esas identidades públicas que construyen la diversidad cultural que tanto caracteriza a Córdoba.
Prueba de ello son los antecedentes conocidos por todos en San Vicente cuando un gobierno de facto intentó –allá por 1932- cancelar las tradicionales celebraciones mediante la represión policial, y obtuvo como resultado el ánimo independentista de la República de San Vicente. También se debe incorporar, mucho más cerca en el tiempo, a Villa El Libertador. Esta populosa comunidad también debió sufrir la represión policial en el año 2009 cuando sus comparsas fueron violentamente disueltas a tiros, desde los patrulleros.

Sin embargo, mientras los vecinos llevan décadas -y si nos pusiéramos rigurosos siglos- dedicándole pasión, alegría y orgullo a los carnavales la política sólo supo acercarse a este fenómeno único en el calendario abonando el clientelismo político. Una numerosa cantidad de comparsas han sido sometidas al perverso ejercicio de pasar por el despacho del funcionario de turno y mendigar el apoyo del estado. En pleno Siglo XXI el carnaval cordobés se debatía entre un producto televisable, vacuo, y funcional a la farandulización de la política u otro de los espacios de poder para los punteros.
Por lo antes descripto, la Municipalidad de Córdoba ha impulsado desde la intendencia del Dr. Ramón Javier Mestre una política de fondos por convocatoria abierta para todas las comparsas de la Ciudad y, después de tres años de constituir una acción del ejecutivo se ha remitido un proyecto de ordenanza para la continuidad de la iniciativa en el marco de más posibilidades para todos.


El Carnaval será ley o no será nada
Hace unos años que la ciudadanía observa con descreimiento muchos proyectos legislativos. La agenda de temas a debatir, allí donde nacen las leyes  de la Ciudad de Córdoba, suele pasar por aspectos administrativos, correcciones formales de la aparatología burocrática, o ajustes administrativos. El carnaval, esos grados extras de temperatura en el torrente sanguíneo de Córdoba, había sido considerado una payasada -e inclusive una costumbre a combatir- desde las butacas legislativas. Desde este año los barrios dejarán de esperar que algunos políticos se pongan el pijama para salir a bailar a la calle, tienen un proyecto de ordenanza para potenciar el acceso a un derecho humano como es la cultura.

Comentarios

Tatiana ha dicho que…
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