Jóvenes y adolescentes: de la indiferencia a la militancia

(Publicado por el Suplemento domincal Temas de La Voz del Interior, el 31 / 10/2010)

Anatomía de una toma

Cruzás la Ciudad de las Artes con tu cara de docente debajo del brazo. Caminás como si fueras Little Joe Cartwright atravesando la Ponderosa. En realidad te dirigís hacia el aula, esquivando banderas de “Escuela tomada” para llegar a la institución en cuestión, sin saber si está en manos de los indios, o de los cowboys. Los estudiantes del curso están fumando un puchito en círculo pero inmediatamente te secundan en el intento de dar la clase, con un interés inesperado que no ha existido en casi todo el año.

Es octubre pero hace frío. Y calor. Es un buen día para ponerse malla y sobretodo. Hay una permanente amenaza de precipitaciones. Casi llueve desde hace horas.

La Ciudad de las Artes es un sitio muy bonito, y caminar entre sus cinco escuelas es meterse dentro de una propaganda que se proyecta en tu cabeza: merodeas los espacios amplios y soleados de sus calles internas, el conservatorio y sus salas de ensayo acustizadas, la academia de arte con sus caballetes de manchas multicolores, o la de cerámica con sus tornos. Pero hoy no hay sol, y ese mismo recorrido idílico parece una propaganda por lo falso de aquellas imágenes ideales.

Docente y alumnos ingresan al hall de la escuela, espacio donde ahora hay gran mesa con compañeros alrededor. Alguien se levanta y se acerca desconfiando de tu sonrisa. A juzgar por su peinado, lleva varios días durmiendo en el establecimiento. Esto (el peinado, no la permanencia en el edifico) le confiere una suerte de autoridad, y tal vez por eso te informa las reglas de juego: la clase podrá dictarse en la sede educativa si y sólo si se refiere a la toma, o es parte de ella. De lo contrario los alumnos y el docente deberán salir afuera de inmediato, para aprender o enseñar. Al no estar preparado para tamaño interrogante, siempre frente a alumnos, alumnas, y otros géneros presentes, tartamudeás una propuesta híbrida que pasa por la protesta pero no deja de ser parte del programa. Una amiga te dijo que no compartía la metodología de la toma pero que sí le gustaba el horizonte: una educación mejor. Y está bien dicho, aunque nadie sepa como aplicar esta fórmula a la circunstancia en la que estás.

Las personas sentadas alrededor de la mesa languidecen frente a una bolsa de criollos que parece extraída del museo de los empleados públicos, y el mate más lavado del mundo emite un quejido que sonoriza la luminiscencia de unos relámpagos mudos. El líder de aspecto leonino esta casi convencido de las virtudes de la clase mestiza, cuando vos, o una alumna, mencionan accidentalmente una palabra que se estrella contra cierto concepto ideológico de uno de los miembros de la mesa. Repentinamente estalla una revuelta con decenas de personas discutiendo desde Marx, hasta la genealogía de los criollitos. Los otrora zombies son auténticos militantes atravesados por una causa fulgurante que les apasiona, y todo se vuelve emocionante. Y terriblemente complicado. Las clases que se incorporen a la toma han de ser aceptadas por una mayoría, en el marco de una asamblea, y esta debe ser convocada democráticamente. No hay autoridad que pueda resolver esto dentro de la organización que conduce la toma, y al mate se le cambia la yerba. La última dosis de juventud que te queda en el organismo pasa por el corazón y celebrás el compromiso de los interlocutores. Los alumnos te miran. Parece que el gris plomizo del cielo no va a aguantar ni un segundo más. Nadie tiene paraguas. Das media vuelta y, con tu curso como escolta, salís. Finalmente llueven gotas ideales que bajan en perfecta perpendicularidad con el piso y la clase entera estará dedicada a comentar quienes son estos equilibristas sociales, estos jóvenes que transitan entre la apatía y el activismo. Unos hombres-bala entre la militancia y el desinterés.

No están dormidos

Adolescentes y jóvenes han sido, son, y serán en el futuro, los actores mayoritarios de las tomas de los colegios, escuelas, e inclusive algunas universidades de distintos puntos del país. Unos exigen techos sin desprendimientos, baños dignos, o condiciones mínimas para aprender. Otros defienden la laicidad de la educación pública, o el valor de las artes y la cultura en la currícula. Nuevamente la atmósfera huele a una antiquísima discusión que nos convoca cíclicamente, cada un lustro o dos. En cuanto a los protagonistas, parecen dispuestos a perder el año, pero no a ceder terreno. Lo increíble es ver como un chico que estuvo meses aferrado con pasión sólo a la consola wii, o ni siquiera a eso, de repente recibe una explosión hormonal e ideológica que le manda varios litros de sangre a la cabeza, y el sujeto en cuestión se activa románticamente frente a lo que vive como un atropello, sin medir los riesgos propios.

Opina Héctor Martínez, ex- rector y jefe del gabinete psicopedagogo del Colegio nacional de Monserrat, que desinterés y beligerancia son extremos cercanos de un comportamiento habitual en la adolescencia. La parte negativa de ambas actitudes es consecuencia directa de padres ausentes para alimentar o contener el compromiso, así como para construir límites concretos.

José Palazzo por su parte, es el productor de Cosquín Rock, y un cómplice natural de 50 o 100.000 chicos cada año. Él cree que los pibes no están apagados sino atentos sólo a cuestiones que les interesan. Es fácil corroborarlo al observar la liturgia de feligreses que peregrinan hacia la meca del rock local, bajo el tremendo sol de Febrero, con una devoción inversamente proporcional -no digamos al interés por el estudio-, digamos por su propia alimentación. Algunos autores como Toffler o McLuhan hablan de un nuevo actor social, los prosumidores, para referirse a nuevos consumidores que participan activamente en la construcción del bien o servicio que consumen. Estos nuevos ciudadanos, en el marco de una economía digital, son menos pasivos, buscan productos más personales, participativos, y con sentido de pertenencia. Tal vez los jóvenes sólo busquen tomar las riendas de su escala de valores, poder decidir sobre su propia educación, escuela, o al menos ser más prosumidores y menos consumidores en los temas que verdaderamente les atraen.

Un fenómeno con continuidad y glocalidad

Pero jóvenes y activismo no es una novedad ni una exclusividad de Córdoba 2010. Mientras las escuelas van recuperando cierta calma exterior y un frenesí curricular interior que les garantice cruzar la meta de fin de año con el programa académico debidamente planchado, el resto del mundo mira como les garçons de las afueras de París se prenden un cigarrillo Gitanes con la lumbre de un Renault en llamas. O como son los universitarios quienes se oponen más visiblemente a Chávez, el gobierno chino, o cualquier régimen cuyo hedor totalitario opaque el aroma del espíritu adolescente, citando a Nirvana.

Dice Carla Herbstein que esta es la generación “sin botas” para referirse a chicos del ´83 en adelante, que nacieron “en la sala de partos de la democracia”. Como sea que se denomine a este grupo, los psicólogos acuerdan que les identifica una inclinación por actividades que incluyen riesgo, cierto carácter extremo, una forma temeraria de conducirse por la vida y relacionarse. Probablemente debido a este perfil, varios estudios indican que los jóvenes continúan siendo uno de los segmentos etáreos cuyos índices de mortalidad no descienden significativamente. Las razones son energía y curiosidad intelectual por encima del nivel de vertedero.

Aunque nadie se considera tan invulnerable como un joven (a enfrentar accidentes, problemas de salud, o leyes de la gravedad), también nadie es tan sensible a las injusticias de la vida. Esta combinación ha motorizado a todas las generaciones del Siglo XX con la particularidad que actualmente, en tiempos de la sociedad de la información, las causas nacen, se reproducen o mueren al calor del monitor de la PC.

Por otro lado, en esta generación, que pareciera responder con una violencia menos física a la violencia simbólica o pedagógica, cada vez son más los jóvenes que subvierten la tecnología supuestamente globalizadora para hacer un uso político de la misma. Mandarse mensajes de texto para consensuar alguna acción, militar las causas de género, la ecología, o participar de movimientos –mal llamados- antiglobalización, que son lisa y llanamente espacios para impulsar otra globalización, es poner en funcionamiento las tecnologías comunicacionales a su favor. Por eso son una generación glocal, por que usan recursos globales para modificar su entorno local.

Alguien dijo que los jóvenes desprecian a los políticos pero se interesan por la política, y parece ser cierto, aunque un padre y un hijo deban invertir varias semanas en acordar qué es política.

No todo es bardo

Estar juntos y pelear por algo es, en sí mismo, un maravilloso acto de fe. Una metáfora de estar vivos que, así todo, no puede explicar como se pasa de un estado de adormecimiento a otro de activismo. Parece increíble, pero hay informes psicológicos donde se revela que el trastorno por el déficit de atención e hiperactividad de los niños pequeños, puede devenir en adolescentes y jóvenes apáticos o faltos de motivación. Sin llegar a casos médicos, los extremos del comportamiento están cerca, como el amor y el odio, y la muchachada vive un tiempo de efervescencia personal con el amanecer de los primeros ideales, y estos pueden transformarse en una energía para la renovación social y una ciudadanía más comprometida.

Según la investigación La juventud del bicentenario - Creencias y valores de los jóvenes que finalizan el nivel secundario de enseñanza, publicada por la Revista Diálogos Pedagógicos de la UCC, y firmada por el magíster Livio Grasso y el licenciado Ángel Robledo, una minoría de los jóvenes se consideran individualistas (18,9%) mientras que la mayoría (más del 80%) se consideran solidarios. De ese segmento comprometido, una ajustada mayoría cree conveniente participar de alguna organización (53,5%) mientras que el resto, casi la mitad (46,5%) prefiere actuar por cuenta propia. Siguiendo este estudio sobre alumnos de sexto año de secundarias públicas o privadas fechado en 2008, a la hora de ayudar, la mayoría también tratará de hacerlo por cuenta propia (46,6%), muchos lo harían en una organización (36,5%) y muy pocos en un partido político (16.9%).

Jóvenes y organizaciones

Más allá de los estudios, los jóvenes han tenido una tendencia histórica a compartir causas, generalmente nucleadas en el tercer sector. Casos estrella son las organizaciones cristianas y de otras creencias que capitalizan la fibra juvenil en pos de acciones socialmente valiosas. Pero no hace falta tener un impulso místico, ir a misa, o peinarse con raya al medio para ser un joven que canaliza su compromiso.

Aquí algunas posibilidades.

Solidaridad estudiantil

La UNC, desde la asunción de la Rectora Carolina Scotto ha impulsado el Programa Solidaridad Estudiantil dependiente de la Secretaría de Extensión Universitaria y la Secretaría de Asuntos Estudiantiles. Se trata de un ámbito multidisciplinar para militar causas sociales, educativas o creativas vinculadas con diferentes sectores. La sensibilización y alfabetización de la propia comunidad universitaria, y la sociedad en general en distintas problemáticas, es uno de los primeros pasos para la transformación social que se pretende.

Los Rotaract clubs

Son filiales de un esquema mundial que agrupan voluntarios de entre 18 y 30 años, sin importar ideología, religión o estudios, bajo la protección de los Rotarys internacionales. Es una apuesta por el desarrollo personal, la ética y la acción comunitaria como servicio -diferenciándose de la beneficencia, aclara su comunicación institucional-. Representa un almácigo de futuros rotarios.

Hay más información en la página de la gran familia Rotary http://www.rotary.org

Web dedicada a su capítulo argentino http://www.rotaractcba.com.ar

Grupo de Barrio General Paz http://www.rotaractgeneralpaz.com.ar

Junior Achievement

Un espacio para canalizar la energía juvenil, con un perfil empresarial. Concebida en Sprinfield, EEUU, pero sin relación con Los Simpson, es una fundación educativa que nació en 1919 de la mano de firmas como AT&T y otras empresas. Con un deliberado aire emprendedor trabaja en la Argentina desde 1991, y en Córdoba desde 1994, para inculcar, mediante capacitaciones, el espíritu comercial en jóvenes.

http://www.jacordoba.com.ar

Climate Generation

Con aspiraciones muy específicas, este programa impulsado por el British Council llega a la Argentina asociado a la Fundación Vida Silvestre y pretende invitar a Jóvenes de 16 a 35 años (generosidad que admite, por unos meses, al autor de esta nota) a formar parte de una red mundial para pensar soluciones sustentables frente a la realidad del cambio climático. Ya hay un primer grupo argentino trabajando que se reunió hace poco más de un mes. Están en Facebook e Internet .

Un techo para mi país

Es una joven agrupación que ha conseguido un fuerte posicionamiento social en poco tiempo. Nacida en Chile en 1997, hoy tiene presencia en 18 países de Latinoamérica, incidiendo en situaciones de pobreza extrema con propuestas de construcción de viviendas, habilitación social y comunidades sustentables. Aunque el nacimiento fue cristiano, la organización no responde a ningún credo. Crece a pasos agigantados.

http://www.untechoparamipais.org

Jóvenes verdes

Aunque la yunta verde y juventud parece ser sinónimo de consumo de marihuana, hay un importante segmento de los jóvenes que se preocupan por el avanzado estado de deterioro del planeta y su ecosistema. Están agrupados bajo el paraguas de los Jóvenes Verdes, movimiento español que ya tira raíces (no pareciera haber una metáfora mejor) en nuestro país. Esta organización es crítica respecto del modelo productivista actual, y propone una sociedad “ecologista, pacifista, no sexista, igualitaria y justa socialmente”. Todo a un click en http://www.jovenesverdes.org

Diversidad de Género.

Otro colectivo políticamente muy activo es el que agrupa jóvenes preocupados por la diversidad de géneros. Tanto en adolescentes, como en jóvenes, las problemáticas gays, lesbianas, travestis u otras sexualidades han cobrado relevancia, en simultáneo a un adeudado proceso de reflexión social con esta comunidad y sus derechos.

Existe un grupo denominado Encuentro por la Diversidad CORDOBA, cuya información está en http://www.encuentroporladiversidad-cba.blogspot.com/

Derecho a la información

Tiempos de la sociedad de la información, demandan de ciudadanos, y sobretodo jóvenes, activos y participantes en lo inherente a los derechos de la información, su independencia, o por el contrario compromiso. Miles de chicos de diversas edades sigue con fidelidad las noticias que publica la red internacional Indymedia, y aunque no sea patrimonio exclusivo de los jóvenes, estos son mayoría. Tiene un capítulo argentino y en su interior uno cordobés donde, obviamente, la discusión sobre la ley de educación es tema excluyente. http://argentina.indymedia.org

Comentarios

Sirenita ha dicho que…
Me gusta ese aire crítico sin ser sarcástico, ese medio entre la apatía y el activismo, el nesquick mientras miro la tele y la revolución ahora modificada en aires democráticos a opciones más fieles al sistema.
La glocalidad a flor de piel, acertadamente mencionada permite ese híbrido entre profundidad y comentario subjetivo al pasar. Y ese es también un "activismo político", una participación y construcción de sentidos sin por ello tener que adscribir a preceptos implícitos o explícitos. Un diálogo latente a veces evidente y a veces ausente. Brindo por los interlocutores intertexualizados! Desde los prosumidores presumidos hasta los más silenciosamente activos. Tomar las riendas de nuestras propias escalas de valores me recuerda a la pregunta de Toni Puig... ¿qué Córdoba queremos para Córdoba?