Vínculos entre Paul Auster y Córdoba

(Publicado por la Revista Eclectica, en su número de Octubre de 2008)

Paul Auster, publica un libro casi todos los años. Este año nos tiró por la cabeza Un hombre en la oscuridad. Fiel a las heterodoxas costumbres literarias, el lector se encontrará con dos espirales narrativas que convergen en una única historia. Un hombre narra su propia vida mientras imagina una novela cuyo personaje se apresta a volverse contra al autor. El momento de encuentro de los dos relatos sorprende al protagonista acostado y con la opresiva sensación de la muerte sobrevolando su cama.

Esta asfixia austeriana también puede leerse en otra obra maestra del brooklynófilo. La habitación cerrada (relato final de La trilogía de Nueva York) menciona en un pasaje a un expedicionario polar que queda atrapado dentro de su iglú, mientras una tormenta blanca azota la zona. Afortunadamente está atrincherado con alimentos para varios días. Sin embargo, debido a las excepcionales condiciones climáticas este segundo personaje nota como el vapor que expele su cuerpo, así como su respiración, van acumulándose en forma de un hielo que engrosa las paredes. Ese proceso, a lo largo de los días, va reduciendo su espacio vital. Su organismo en funcionamiento, su testarudez vital, le aprisiona momento a momento. El hecho de la vida se apresta a matarle.

A veces, la escena artística de Córdoba crece siguiendo el mismo paradigma suicida. Está viva, respira, exhala aire fresco, y cada nueva bocanada de creatividad termina aprisionándose y malgastándose en una ciudad caracterizada por la desconfianza y la claustrofobia. Un iglú carcelario cuyos ladrillos son un puñado de personas que engordan a costa de reducir el espacio de los creadores. Eso sí, en el interior del iglú, nos quieren hacer creer que -personas o ladrillos- están para protegernos.-

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