American Fiction, una moraleja cínica

Anoche vimos la oscarizada American Fiction, la película de Cord Jefferson protagonizada por Jeffrey Wright. Ambos geniales. Son dos horas que describen y escriben una parte de la vida de un autor negro en los Estados Unidos. Con diferentes recursos, el guión y los espectadores, realizan un recorrido que conecta la ficción, con la crítica al sistema, y la vida misma. Esa misma distancia con la que observamos a la gente bailar en una fiesta para entenderla (a la fiesta, a la gente) y que es un acto de intelectualización,

caracteriza este compacto film. Con cinismos y sin elipsis, con prejuicios, lugares comunes y contrasentidos, la propia crítica de la película aparece de forma prematura en voz de sus protagonistas. De esta manera, algunos personajes secundarios -y casi a disgusto- se ocupan de reconocer que la incorporación de diversidades es un gesto políticamente correcto al que se sienten obligados. Una reflexión que debe atravesar a cada jurado que le otorgó un premios, incluyendo a quienes evaluan su desempeño esta noche en los óscars.
El protagonista, inclusive, es un antihéroe artífice de las diferentes posibilidades de su destino, que entre el sarcasmo y la frustración, se ocupa de su familia con la misma pasión que toma vino. De todo lo bebido,vale destacar una generosa botella de Luigi Bosca, extrañamente la única etiqueta que se alcanza a reconocer.
Un humor diáfano atraviesa cierta densidad en la vida de los integrantes de una familia, en esta película que parece un cuento de hadas al lado de la oscura y excesiva “Los asesinos de la luna de flores” (que tiene sobrantes hasta en el título), y que podría autodefinirse con una de sus líneas sin metáforas: “escrita para los blancos culposos”.-

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