La Asociación Cordobesa de Agencias de Publicidad, como ellos mismos se definen, es una industria detrás de las industrias de nuestra Ciudad. Para los cordobeses, ciertamente es un lujo contar con un equipo tan potente de personas operando la lámpara mágica que emite nuestra esencia, desde atrás y hacia la pantalla pública.
Su tarea, lejos de ser complementaria o accesoria, es una zona de reconocimiento estratégica y transversal para la sociedad. Debido a su etimología común, es sencillo concluir que publicitar es hacer público lo que somos. Seguramente con nuestros deseos y asuntos pendientes incluidos.
Con esa aseveración también aparecen dos grandes desafíos: Por un lado la responsabilidad de protegernos en un tiempo cuando -como define Groys en Volverse públicos- “la topología de las redes de comunicación, generación, traducción y distribución de las imágenes es extremadamente heterogénea” y, en sus colinas o llanos, circulan por igual propuestas comerciales con teorías conspirativas y la sospecha de algo terrible que está por suceder.
La gran responsabilidad de esta Asociación, que hace un primer balance con nuevos referentes, es contemporánea a profundos cambios de comportamiento públicos como la penetración de diferentes medios de forma abrumadora en nuestra cotidianeidad, y el marco de la nueva y vieja normalidad, con nostalgias, hartazgos e incertidumbres incluídas.
Además de esas coyunturas, emergen capítulos de honda importancia comunitaria vinculados con el impacto socio-ambiental -con sus correspondientes dimensiones de género, diversidad, inclusión, cuidado del entorno urbano y medioambiental, entre otros-, que también requiere de la calibración de estos magos de la imagen.
A lo largo del año en diferentes espacios, como la Mesa Audiovisual de Córdoba, nos ha tocado ver modificadas las condiciones un sector dinámico, desafiante, pleno de desafíos y oportunidades. También, y por sobre todas las cosas, el ánimo y pujanza de creativos locales cooperando entre sí para avanzar en ese escenario. Para crecer y para transitar el permanente camino hacia un futuro mejor.
Tomando el ejemplo de un cumpleaños, de un aniversario, en el momento de mayor exposición pública será soplar las velitas y elegir si nos preocupa el tiempo pasado, las edades que se acumulan con los asuntos pendientes, o enfocarnos en esos deseos secretos que sostienen la promesa de un futuro mejor.
Deseos secretos que pocos adivinan, y seguramente, una Agencia de la ACAP proyectará próximamente para nuestra sorpresa y emoción.-
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