(Para Notify de Gamba)
Muy bien: ahora traten de comprar una entrada para Toy Story 4. Hijos, sobrinos, ahijados -muchas veces puestos como pretexto para que nosotros, los adultos, viajemos en butaca a nuestra confortable infancia- tendrán que tener paciencia ya que este nuevo tanque de Disney es la película con mejor arranque de la historia del cine en Argentina.
Más de 1 millón doscientos mil espectadores entraron en sus primeros 4 días, y se posiciona -también- para ser una de las más vistas.
Además de cortar tickets a lo loco recoge buenos comentarios: como dato, en el portal Todas las Críticas computa 44 reseñas, unánimemente positivas.
Parece mentira que su primer episodio fue estrenado hace casi 25 años, en 1995, y desde entonces despierta fanatismo en un amplio arco de públicos.
Nadie conoce el secreto de su éxito, aunque un datazo es que fue el primer largometraje de la compañía Pixar. Esta empresa, con un logo que nos resulta familiar cuando se apagan las luces y se enciende el proyector, empezó vendiendo servicios de animación y computadoras. Luego, de la mano del gran Steve Jobs, comenzó a hacer películas animadas.
¿A que no sabías que Jobs, para volver viable la empresa y poder rodar la primera Toy Story debió despedir a una gran cantidad de trabajadores? Poco después, el estreno reportó 361 millones de dólares. Nada mal para una inversión de 30.
Aunque podamos criticar que la buena salud de la actividad cinematográfica se concentra en tanques americanos, la saga Toy Story posee atributos científicamente infalibles porque nos traslada a la habitación más grande de nuestro cerebro, allí donde guardamos nuestros juguetes, y abrazados a ellos somos enviados a una película de aventuras, a una roadmovie, a una romántica, a una de cowboys y astronautas….
¿Hasta dónde nos llevarán? Evidentemente ¡al infinito y más allá!
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