(Prólogo de la exposición Riesgo, Centro Cultural Cabildo, Ciudad de Córdoba)
En una columna de Javier Cercas se relata como Jorge Luis Borges, ya estando ciego, viajó a España en 1984. Un detalle curioso es que, en Sevilla, se reunió con Ítalo Calvino y su esposa Chichita. Esta última era muy social e inmediatamente entabló una conversación bastante prolongada con Borges, mientras que Calvino sostenía un contundente mutismo. Esto obligó a la señora de Calvino a advertir, en determinado momento, “Borges, Italo también está aquí”. Dice la columna que Borges, apoyado en el bastón, levantó el
mentón y dijo con suavidad “Lo he reconocido por el silencio”. Al leer estas reflexiones sobre el silencio unos vecinos entablan una fuerte discusión. La lectura se ve interrumpida por los agravios de rigor y remates
estandarizados del tipo “vos no sabés nada”, y algunos peores. Alguien no puede hablar, no puede comunicarse con otra persona y recurre a la violencia verbal, a los gritos y la descalificación.
La inauguración de esta segunda exposición del renovado Centro Cultural Cabildo supone un conjunto de señales hacia los artistas locales, verdaderos protagonistas del espacio y del proyecto de la Secretaría de Cultura, en tanto las obras elegidas dibujan una trayectoria que les expone en momentos distintos de su producción artística con toda la vulnerabilidad que supone su actividad creadora en un lugar fundamental de la ciudad. La apuesta de la institución y los realizadores pasa por las más potentes y tal vez no tan reconocidas piezas de los plásticos que conforman la producción cordobesa.
Vale resaltar que este proyecto se inscribe en el marco de decenas de acciones en los CPCS, Centros Vecinales y Culturales de la ciudad, así como los programas Tu Barrio en Escena o Córdoba por Cordobeses que construyen una red de trabajo cultural gestionada por el personal municipal con formato descentralizado, público y participativo, y que se dispone constituye una parte medular del cumpleaños de la Ciudad.
Esta exposición también es riesgosa porque irrumpe en cierto silencio oficial sobre las obras como mojones en los itinerarios de creación, haciendo foco en los hacedores, lejos de otros aparatos de legitimación. Pero la exposición se suma sin estridencias ni sentencias, sino que apuesta por el poder ver, el poder escucharnos. Ya lo dijo Calvino “No es la voz que ordena la historia, es el oído”. Caminar por el Cabildo, por nuestra Cultura, con ánimo de reflexión, y con acciones concretas en los barrios, en las escuelas, en los Centros de
Participación Comunal o en los Centros Culturales, supone tener el oído atento y la voluntad abierta a la participación. Es la forma que propone esta exposición, y cada actividad de la Secretaría de cultura, para construir más espacios de reconocimiento y menos de gritos.
La cultura de Córdoba está creciendo con actividades, esfuerzo, y muchas personas que día a día asisten y participan de los proyectos. La Cultura se desarrolla, fundamentalmente con los que más se arriesgan, mientras que unos pocos seguirán dedicándose a vociferar.-
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