(Publicado por la Revista G+C de España, en su número 13: Agosto 2011)
Es probable que necesitemos el paso de mucho tiempo para dimensionar
el colosal cambio que está atravesando el mundo de la cultura en el
presente. Tal vez otros mojones de igual importancia en la historia
de creatividad humana sean la invención del cine, o la puesta en
funcionamiento de la imprenta. Los cambios en las prácticas
culturales, impulsados por ciertas condiciones tecnológicas,
empezaron por modificar la forma de expresarnos y terminaron por
meterse con la arquitectura misma de la cultura. El uso de los
textos, las imágenes, la música y cualquier otro objeto creativo
está cada vez más condicionado por conceptos como la
interactividad, la participación del usuario, y la posibilidad de
transformar prácticamente cualquier obra en una construcción que
también incluye al destinatario. Así, los artistas de la
postproducción, según Bourriaud ya no sólo son los autores sino
que existe una superposición de roles con confines imprecisos y
resultados novedosos: ya no hay más discos, no porque desapareció
el soporte, sino porque nadie escucha una lista de canciones
preestablecida. De hecho, ahora, cada melómano arma su playlist
“pieza a pieza”. Estos prosumidores en los que se han
transformado, siguiendo a Mc Luhan y Toffler, los grupos que antes
eran públicos o consumidores de música también ensayan nuevos
tipos de producción no autoral construyendo “enjambres” como
bien ha explicado Steven Johnson en Sistemas emergentes o qué
tienen en común hormigas, neuronas, ciudades y software. Los
integrantes de una comunidad ahora trabajamos juntos, diseñamos el
futuro mientras vivimos en el. También Tim O´Reilly, al
definir el concepto de 2.0, nos llama a reflexionar sobre una nueva
producción intelectual de carácter colaborativo capaz de
transformar a la cultura, antes un cánon, en una gran conversación
políglota.
Interactividad, participación, postproducción, prosumidores,
autoorganización o 2.0 son conceptos fertilizados por la tecnología,
que se dan necesariamente en un marco de red. Mientras el mundo
incorpora con cierta naturalidad estos cambios que marcan la forma en
la que nos vinculamos con la creatividad, la gestión de grupos e
instituciones culturales aun no ha terminado de adaptarse y encontrar
su rol en este nuevo escenario: por consiguiente existe una deuda
consistente en repensar los modelos para este momento histórico
signado por procesos desterritorializados y prácticas emergentes.
Sin dudas, los nuevos proyectos culturales serán aquellos que eviten
la direccionalidad de la información, comprendiendo que los
prosumidores demandan de iniciativas horizontales, dialógicas y
colaborativas. Hay una comunidad detrás de cada experiencia y la
teoría del emjambre ha de aplicarse no sólo para aspirar el polén
de la creatividad sino que las flores deberán ser plantadas según
ese mismo criterio. Los problemas de la distribución, el hábito de
compartir, los telespectadores que participan activamente de
proyectos, así como las herramientas P2P , o la necesidad imperante
de poder ingresar a los programas va más allá del software también
se corrió del mundo virtual a la realidad. Así, los asistentes a
instituciones culturales demandan esas mismas libertades que tanto
esfuerzo les costó colonizar, y se sienten con derecho a entrar “al
código” del programa cultural. Muchas veces se dijo que los
Centros Culturales son un hardware, y que el modelo de gestión era
el software. Pues bien, ahora esa programación debe ser libre y
abierta. Hoy, con el hasthtag del #15M hecho carne y hueso, no hay
dudas que es el espacio de la cultura, justamente, el que debe tener
la plasticidad del ágora para ser el seno de los nuevos debates y
las nuevas formas de pensar.
Preocupados por acompañar estos procesos históricos que se están
dando, la Red de Centros Culturales de España en Iberoamérica
dependientes de la AECID, ha ido incorporando proyectos y prácticas
que le permiten tener un protagonismo en estas nuevas dinámicas,
estableciendo estrategias comunes con creadores, instituciones y
estados. Si vivimos un tiempo 2.0, los CCE no sólo han aplicado las
herramientas informáticas, sino que están renovándose mediante un
proceso que les permita conversar de forma genuina con los otros
actores, fomando parte de las comunidades y apostando por un trabajo
conjunto y colaborativo que siempre es más difícil de hacer, pero
sin dudas es más estimulante y profundo ya que no depende de una
voluntad. Es una trama, un juego de significaciones, una malla que
soporta a los ciudadanos de la globalidad gracias a la diversidad de
su tejido, el sostenimiento de las indentidades dinámicas del SXXI,
y algunos paradigmas comunes como nuestra lengua.
Con los dedos de una mano
Estas son algunas de las acciones que la Red de CCEs de la AECID está
implementando en materia de pensamiento en red, tecnología y
participación.
1. Modificación de la propia topología
de la red.
Así como las prácticas y las prédicas
de este tiempo cultural están cambiando por el impacto de la vida en
red y la penetración de la tecnología, la forma de las
organizaciones propiamente dichas también ha mutado. En el caso de
la Red AECID, desde hace unos años a esta parte ,el ritmos de las
reuniones que hubiera sido bianual ha pasado a ser semanal. Cada
miércoles no sólo se reunen los directores de los Centros gracias a
recursos comunicacionales gratuitos como Skype sino que diariamente
se intercambian insumos y herramientas de toda índole mediante la
plataforma Dropbox. Como resultado, nuestra red centralizada ha
adquirido una fisonomía “distribuida”. Pero no sólo se modificó
la topología de la red sino que también se cambió su
estacionalidad, su ciclo horario y las zonas de actividad, dejando
patente que se trata de un organismo vivo y autoorganizado.
2. Un órgano replicante.
No nos referimos acá a los androides
con las ovejas soñadas de Philip Dick, sino a un espacio
independiente que replican en la virtualidad aquello que los Centros
hacen en sus sedes. Los anillos de Saturno, es una web replicante
sugerida por AECID que se dedica a potenciar los vínculos y
favorecer la conexión entre las ciudades que conforman la zona donde
hay Centros Culturales de España. No es otra cosa que la idea de red
llevada a la reflexión y la difusión de investigaciones literarias,
audiovisuales, así como de un arco muy variado de experiencias.
Ensayística multimedial para unir iberoamérica mediante la poética
de sus propias ciudades.
www.losanillosdesaturno.org
3. Una médula para ideas
invertebradas.
Hipermédula es otro satélite que
surgió desde la red con el objetivo de divulgar las noticias en
torno a la AECID y la propia Red de CCEs de forma global. Un mayor
número de sinapsis independientes entre las geografías, difusión
entre los puntos e inciativas propias, como un festival de
videominutos iberoamericanos, o micronarrativa para twitter son el
avlor agregado del portal de novedades culturales. Cinco millones de
visitas así lo confirman.
www.hipermedula.org
4. Radios online.
La ensayista argentina Beatriz Sarlo
considera que fue la radio, puesta en funcionamiento público allá
por 1920, la base de la inmediatez y el presente peremne que
atraviesan la contemporaneidad. Tal vez debido a ello y al deseo de
darle voz a las comunidades, haciendo del trabajo cultural un
ejercicio coral, desde la red se están poniendo en funcionamiento
numerosas radios on-line. Con diferentes matices, pero siempre
trabajando de forma rizomática, se interconectaron las radios online
de los CCEs hacen de caja de resonancia para la labor en el
territorio. El mes pasado se reunió esta “radio-red” en el
Encuentro Ondas en coro para discutir los pasos a seguir con su
iniciativa.
http://ondasencoro.blogspot.com
5. La Anilla cultural Latinoamérica /
Europa.
Por último, es otra iniciativa
impulsada por la AECID. Conecta al CCCB (España) con, el Museo de
Antioquía en Medellín (Colombia), el Museo de Arte Contemporáneo
de Santiago (Chile), El Centro Cultural Sao Paulo (Brasil), y el
CCE.C / AECID de (Argentina) para la construcción de actividades
artísticas conjuntas que tengan lugar gracias a la utilización de
una red de Internet 2 dedicada a proyectos científicos y académicos.
Gracias a esta estructura, estos centros desarrollan iniciativas
colaborativas de investigación y puesta en funcionamiento
desterritorializadas.-
www.anillacultural.net
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