A finales de Mayo de este año se instaló fugazmente una polémica, que fue recogida por los medios de Buenos Aires, en torno a los fondos presupuestarios de las áreas dependientes de
Detrás de los dimes y diretes, las posiciones políticas y las broncas de los artistas e intelectuales, hay un escenario real, sugerencias de organismos internacionales y fundamentalmente damnificados concretos: la gente que va a un museo, la que elige ver una película argentina subvencionada por el Incaa, o asistir a una obra de teatro independiente, en salas cuyas luces se compraron gracias a un fondo del Instituto de teatro.
Sin entrar en la frustrante comparación con países como España, o Francia (cuyo presupuesto para cultura se mide en miles de millones de euros, la realidad es que el presupuesto 2004 de
Una manera de cerciorarnos cuán por debajo de la línea de pobreza cultural vivimos es pasar a dólares el antes mencionado presupuesto: 40 millones de dólares para casi 40 millones de personas. Ahora bien, si Ud. se apresta a invertir su dólar, le recomendamos cautela, pues debe tener presente factores que depreciarán su capital: el 80 por ciento de ese dinero, lamentablemente, deberá destinarse al pago de gastos fijos tales como sueldos, teléfonos, y mantenimiento edilicio en general. Y esto no es todo, si Ud. vive o trabaja en cualquier parte de
Si aun sigue leyendo esta nota, es nuestro deber hacerle saber que del presupuesto de cultura, cuelgan 47 organismos, entre los cuales se puede pasar revista, nada menos que al Instituto de Cine y Artes Audiovisuales, el Instituto de Teatro, Fondo Nacional de las Artes, y Biblioteca Nacional entre otros.
La degradación de la situación cultural de los argentinos “periféricos”, quienes no viven es Capital Federal, tiene una brecha más grande si se tiene en cuenta que la gestión actual de gobierno porteño, destina 150 millones de pesos al presupuesto cultural. En este sentido también cabe destacar que
Paupérrimos e ineficientes
El hecho que sólo el 20 por ciento del presupuesto realmente se transformes en programas, acciones y eventos culturales nos obliga a la siguiente reflexión: si lo duplicáramos sin aumentar los gastos fijos sextuplicaríamos la inversión en programas y actividades. Suena bien, aunque suene a ficción.
Insistiendo con la hipótesis que se duplicaran los fondos de
¿Y si no lo duplicaran pero sencillamente nuestros gobernantes se ocuparan del asunto como hacen nuestros socios sudamericanos? Brasil ostenta rango de ministerio para los temas de cultura, al igual que Chile y Colombia, entre otros vecinos. Y los dos primeros tienen leyes de mecenazgo, que con mayor o menor suerte aportan recursos, y fundamentalmente compromiso de otros sectores de la sociedad, además del público.
El discurso de país rico, país pobre, no cabe en este escenario donde las sugerencias internacionales no se expresan en montos de dinero sino en porcentajes del presupuesto nacional, en decisión política de invertir.
Así como en materia económica aspiramos a crecer, a formar parte del concierto de naciones, en materia de desarrollo cultural estamos en segunda “b” y descendiendo.-
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